lunes, octubre 03, 2005

Club de las 7 (4 al 7 Octubre)

Previsiones para esta semana en el "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra (96.3 Fm y 1575 AM) que dirige Carlos Pérez Conde:

Martes 4: Begoña Goñi Alegre (Directora de la Agencia Navarra de Innovación)
Miércoles 5: Luis Ibero (Presidente de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona)
Jueves 6: Carmen Portaceli (Directora teatral "La Casa de Bernarda Alba")
Viernes 7: Raúl Nagore Ucle (Guionista y periodista. Guión largometraje "Viejos" premiado por la SGAE) y Paco Polán (Premio fotografía AENA).

La música, a cargo de Carlos Pérez Cruz, se centra esta semana en el trabajo "Sueña La Alhambra" de Enrique Morente.

Otro Amor (Manuel Vicent)

Publicado en "El Pais" el 10 de enero de 1999:

En la vida ordinaria las parejas se enamoran de fuera hacia adentro. Primero se interpone el cuerpo y después con un poco de suerte llega el alma. Al cruzarse en cualquier parte esos dos seres que luego serán amantes se encuentran con un rostro, unas manos, unas piernas, unos ojos, con la superficie humana que está expuesta a la intemperie.


A partir de esta atracción física la pareja se acerca, traba un conocimiento, expresa unos sentimientos, desvela su pasado, proyecta una felicidad común, se va introduciendo en el alma del otro y llega un momento en que se produce esa conexión deslumbrada de ambos espíritus que se llama amor.


Pero cada día son más las parejas que se relacionan por primera vez por medio de Internet. En este caso, al contrario que en la vida ordinaria, el amor se desarrolla de dentro hacia afuera. Alguien lanza un mensaje anónimo a la red, con un nombre supuesto. A este reclamo acude desde el otro lado del planeta una internauta y en la pantalla del ordenador se produce un primer contacto entre dos almas desconocidas que empiezan a ofrecerse datos de su espíritu: deseos, fantasías, falsos sueños, promesas imaginarias, aspiraciones de belleza, todos esos materiales con que se fabrica una gran pasión.


El cuerpo no ha intervenido todavía. Una vez enamorados de su alma los internautas comienzan a mandarse fotografías, la de la primera comunión, aquélla tan bonita del parque, una de muy joven en que salió guapísimo. Estas imágenes son tan irreales como los sentimientos que previamente estos amantes se habían ofrecido, pero el engaño ya no tiene importancia.


Así le sucedió a un gordo y seboso señor de Hamburgo que conectó con una gorda y decrépita señora de Toronto. Se encontraron en un punto virtual de la red. Comenzaron a intercambiarse unos sentimientos delicados, deseos puros o tal vez inconfesables; abrieron sus respectivas almas en el espacio inmaterial y desde esa intimidad, seducidas a causa de tanta perfección, fueron concretando sus figuras y primero se mandaron mutuos retratos donde aparecían jóvenes y radiantes.


Finalmente se dieron una cita en el Plaza de Nueva York y allí se descubrieron gordos, viejos e incluso repulsivos, pero ya se habían enamorado ciegamente por dentro. La sorpresa que se llevaron fue la contraria que se produce cuando alguien, fuera de Internet, se enamora de un cuerpo espléndido y se encuentra con un alma idiota.


El desprestigio del desprestigio (Javier Marías)

Publicado en "El Pais Semanal" ayer domingo:


Una de las cosas que más me asombran en los últimos años es que a la gente no le importe ya apenas desprestigiarse. Me refiero, claro, a quienes por su profesión actúan de cara al público, o aún es más, a quienes viven de sus ocurrencias, ideas, argumentaciones y propuestas, y por lo tanto deberían depender no poco de su crédito y su prestigio. Nada peor puede pasarle a un columnista –y me aplico el cuento– que dejar de ser leído o serlo sólo por sus incondicionales y fanáticos, aquellos que esperan que él les regale los oídos y les repita lo que ellos ya opinan, sin necesidad de él, por cierto. Lejos de orientar o de hacer razonar, esos articulistas son solamente consigna y eco, y lo normal es que, fuera del círculo que los jalea para a su vez ser jaleado desde su letra impresa, nadie con un mínimo de imparcialidad –o de la tan menospreciada ingenuidad, incluso– se moleste en echar un vistazo a sus escritos. Como es natural, soy mucho más lector que escritor de columnas: hago una a la semana y en cambio no leeré menos de veinte, pero hay nombres de autores que me invitan a pasar sin más de página, sabedor como soy de lo que van a soltar sobre cualquier tema que toquen. Me salto al obsesivo que echará pestes de PRISA y del Gobierno socialista, estén o no justificadas y venga o no a cuento; me salto a aquel que, en su furibundo antiamericanismo –y miren que hay motivos para la aversión hacia los actuales Estados Unidos–, ensalzará a cualquiera que se les enfrente, sea un cacique cantarín como Hugo Chávez o un discursivo dictador como Fidel Castro; omito a quien se deshará en alabanzas melifluas de la Iglesia Católica, por fe ciega y dogma sordo; paso por alto lo que redactan políticos y ex-políticos, ya los he visto opinar por televisión a diario; los textos de cualquier nacionalista espontáneo o a sueldo, monotemáticos y sesgados siempre, el colmo del aburrimiento; y hasta los de las almas bellas, que suelen oscilar entre la cólera de sus denuncias y la cursilería.

Todos estos son, a mis ojos, articulistas desprestigiados, como sin duda lo estaré yo a los de tantos, les sobrarán las causas. Es un riesgo que corremos, sin más consecuencia probable que nuestro despido a medio plazo. Ahora bien, una institución o un partido político sí sufren inmediatamente las consecuencias graves de su desprestigio, que debería preocuparles más todavía. En ese sentido, me siento muy defraudado por el Partido Popular, que al fin y al cabo es el primero de la oposición. Mis simpatías por él son hoy nulas, sobre todo desde que nos involucró, con engaño, en la frívola e ilegal Guerra de Irak, cuyos catastróficos resultados vemos aún a diario. Pero mis simpatías por los demás partidos son también nulas o muy escasas, y lo que sí creo necesario es que se ejerza vigilancia y control sobre el que gobierna, sea cual sea, porque en sus manos está hacer gran daño. El Partido Popular, sin embargo, lleva ya año y medio anulándose a sí mismo en esa tarea, por previsible. Y, lo mismo que ya no leo a los articulistas enumerados antes, he dejado de escuchar las declaraciones de Rajoy, Acebes, Zaplana, Aznar (cuando las lanza en plan trotamundos), Ana Pastor y Esperanza Aguirre, no digamos las de un tal Pujalte o un tal Moragas o la inequívoca Botella. Nada tan eficaz para desactivarse a uno mismo como el empecinamiento arbitrario, la acusación invariable, la negatividad permanente, la insatisfacción rebuscada. Si el principal partido de la oposición clama al cielo por cuanto hace el Gobierno y deja de hacer, por lo que emprende y lo que no, por sus iniciativas y sus pasividades, por sus comparecencias e incomparecencias, por sus diálogos y su ausencia de diálogo, por sus debilidades y sus prepotencias, porque se estrella un helicóptero o se produce un incendio, porque el Presidente habla en la ONU o se queda mudo en otros foros; si protesta por todo, en suma, por esto y por su contrario, entonces ese partido está estafando a los ciudadanos, al no servirnos ya para medir cuándo el Gobierno obra mal de veras, o comete una injusticia o abuso, o pone al país en peligro, o nos desampara.

Si todo está mal siempre, como se empeña en proclamar histéricamente ese partido tan trastornado, nadie puede saber lo que de verdad lo está y cuándo, y eso es alarmante. A diferencia de los columnistas (allá cada uno con sus lectores y empresas, y que haya suerte), la oposición no puede permitirse seguir cayendo en el descrédito y el desprestigio, porque con ello priva a la sociedad de las imprescindibles vigilancia y control sobre los gobernantes. Y el resultado de su ya largo desequilibrio oral y mental es que nadie, salvo fanáticos, acabará por prestarle atención ni hacerle caso. Lamentándolo mucho, yo ya estoy en eso.

Holy Lola & Paradise Now

Tras este cinéfilo fin de semana aquí van algunos apuntes sobre dos películas recién estrenadas: "Holy Lola" y "Paradise Now".

"Paradise Now" es la historia de dos jóvenes palestinos que son "reclutados" para llevar a cabo un atentado suicida en Tel Aviv con la promesa de alcanzar el paraíso si llevan a cabo su misión. Es decir, tema candente. Y quizá por eso recibiera el premio a la mejor película europea del festival de Berlín 2004. Es una película que lejos de juzgar, cuenta. Cuenta el proceso por el que en 24 horas pasan de ser trabajadores en un taller de coches a ser mártires por la causa palestina. Sin embargo me ha dejado la sensación de que más allá de la tensión y avatares por los que pasan los dos protagonistas poco se profundiza en su personalidad y contradicciones, y cuando éstas llegan son algo demagógicas (sobre todo con la entrada en escena de una pacifista hija de mártir y su influencia sobre ellos). Un tema, el conflicto palestino-israelí que recientemente también se ha tratado en películas como "Domicilio Privado" (altamente recomendable) o "Caminar sobre las aguas" (aunque aquí de manera colateral).

"Holy Lola", traducida aquí como "La pequeña Lola" (¿?), es la última película de Bertrand Tavernier. Se trata de la historia de un joven matrimonio francés que viaja a Camboya para adoptar a un hijo. Una intención que se convierte en una tremenda odisea fruto del proceloso proceso lleno de burocracias y corruptelas que existe en dicho pais para poder, definitivamente, tomar en adopción un niño. 130 minutos de una película tremendamente intensa y bien interpretada, contada de manera sencilla y directa, y que te convierten casi en cómplice de esta joven pareja y sus andanzas. Para no perdérsela. Y, por cierto, un par de detalles. La actriz protagonista, Isabelle Carré, tiene un gran parecido a Nicole Kidman. Y la banda sonora pertenece al contrabajista francés de jazz Henri Texier. Un grande del jazz europeo al que he tenido la suerte de entrevistar en un par de ocasiones.