Comentario: Club de las 7 (1/12/2005)
Los tintos de Navarra cumplen en la mesa… y en el sofá.
La polémica como efecto colateral de una campaña publicitaria puede ser para bien o para mal. En cualquier caso, el producto consigue llamar más la atención, a modo de valor añadido sobre lo invertido en anuncios.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Navarra” ha lanzado una campaña bajo la leyenda “Tintos de Navarra. Como deben ser”.
Ya adelanto que, en un flirteo amoroso, no seré yo quien levante su copa y brinde con tinto de Navarra con cualquier feminista o mujer de Izquierda Unida o con la parlamentaria socialista María Gracia Iribarren. Les ha parecido un anuncio sexista.
El anuncio, a toda página, en blanco y negro o a todo color, muestra en primer término un sofá por detrás y un hombre sobre una mujer en actitud de preliminares sexuales. Ella ha sido liberada de prendas inferiores más íntimas que la corbata de la que él se ha desprendido. Las piernas de ella se elevan por encima del respaldo del sofá y la mano izquierda de él reposa en el borde superior del respaldo. Parece relajada, todavía sin excesiva excitación. Sobre una mesa, una botella, sacacorchos, corcho y dos copas de vino tinto navarro. Si son las primeras, no han bebido mucho a juzgar por el nivel de caldo en las copas. Dos llamas iluminan la escena. Al fondo, una chimenea. Dispuestos con primor decorativo, los troncos de madera. Un cuadro abstracto preside la chimenea. Son gente moderna llegada de alguna cena de mucho compromiso a juzgar por el vestuario. El varón luce gemelos y la dama no viste en Zara. Contrasta el impulso del momento con el cuidado minucioso en el depósito de las prendas que descansan sobre el respaldo del sofá. Ella podría tener antepasados anarquistas: combina el negro de la prenda exterior de abrigo con el rojo intenso de las medias.
Un recuadro escrito en la parte superior del anuncio concede que “este gran tinto podría mejorarse sólo encendiendo la chimenea”. A juzgar por la escena de pasión insinuada, es lo único que queda por encender.
La polémica como efecto colateral de una campaña publicitaria puede ser para bien o para mal. En cualquier caso, el producto consigue llamar más la atención, a modo de valor añadido sobre lo invertido en anuncios.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Navarra” ha lanzado una campaña bajo la leyenda “Tintos de Navarra. Como deben ser”.
Ya adelanto que, en un flirteo amoroso, no seré yo quien levante su copa y brinde con tinto de Navarra con cualquier feminista o mujer de Izquierda Unida o con la parlamentaria socialista María Gracia Iribarren. Les ha parecido un anuncio sexista.
El anuncio, a toda página, en blanco y negro o a todo color, muestra en primer término un sofá por detrás y un hombre sobre una mujer en actitud de preliminares sexuales. Ella ha sido liberada de prendas inferiores más íntimas que la corbata de la que él se ha desprendido. Las piernas de ella se elevan por encima del respaldo del sofá y la mano izquierda de él reposa en el borde superior del respaldo. Parece relajada, todavía sin excesiva excitación. Sobre una mesa, una botella, sacacorchos, corcho y dos copas de vino tinto navarro. Si son las primeras, no han bebido mucho a juzgar por el nivel de caldo en las copas. Dos llamas iluminan la escena. Al fondo, una chimenea. Dispuestos con primor decorativo, los troncos de madera. Un cuadro abstracto preside la chimenea. Son gente moderna llegada de alguna cena de mucho compromiso a juzgar por el vestuario. El varón luce gemelos y la dama no viste en Zara. Contrasta el impulso del momento con el cuidado minucioso en el depósito de las prendas que descansan sobre el respaldo del sofá. Ella podría tener antepasados anarquistas: combina el negro de la prenda exterior de abrigo con el rojo intenso de las medias.
Un recuadro escrito en la parte superior del anuncio concede que “este gran tinto podría mejorarse sólo encendiendo la chimenea”. A juzgar por la escena de pasión insinuada, es lo único que queda por encender.
El anuncio incurre en la ramplonería conceptual de los anuncios de colonias masculinas, pero con una estética mucho menos imaginativa. Salvo que vincule vino, misa y postura del misionero.
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Monseñor Sebastián no pierde ocasión.
El Arzobispo de Pamplona presidió la Misa en honor del patrón de Pamplona, San Saturnino. En su homilía, don Fernando volvió a reclamar el derecho y la legitimidad que tiene la comunidad católica a vivir la fe sin privilegios en el marco de una sociedad plural. Criticó que haya grupos que, a su juicio, intentan imponer lo que llamó una “confesionalidad laica” como presupuesto indispensable para una sociedad libre y democrática.
Monseñor Sebastián, que ya tiene sus años, debería recordar que la Iglesia católica española mantuvo una indiscutible unidad de acción con la dictadura militar de Franco. El general y la Iglesia impusieron una sociedad no libre y no democrática, sin que los Obispos hicieran ascos al sistema nacido de un golpe de Estado. El Arzobispo de Pamplona no quiere privilegios en una sociedad plural, pero su Iglesia los sigue teniendo, como es evidente en el caso de la financiación. “Nosotros no queremos imponer nada a nadie”, proclamó ante los fieles. En pasado, reciente y largo, impusieron.
La transición española fue tan timorata que abandonó la laicidad del Estado,- el modelo más lógico para una sociedad civil -, para ampararse en un aséptico estado no confesional. El Arzobispo Sebastián siente como revancha lo que no pasa de ser un ajuste a la normalidad democrática, un traslado de las sensibilidades a las votaciones en las Cortes. Si estamos en una democracia representativa, es lo que hay.
Lo que no es tan lógico es que una obra pública como los túneles de El Perdón sea objeto de bendición católica. Por católico que sea el consejero; por católico que sea el Gobierno en su conjunto. Lo importante es que tenga la bendición de los técnicos. Que cada uno es muy libre de santiguarse cuando transite por su interior.
Autor: Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).
posted by Apatico 2005 @ 3:57 p. m.
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