Comentario: Club de las 7 (10/11/2005)
Lo que mal empieza, mal acaba. El aparcamiento subterráneo de la Plaza del Castillo, de Pamplona, empezó mal y termina mal.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha ordenado al Ayuntamiento que ejecute la sentencia que anuló la concesión del aparcamiento a la empresa EYSA, Estacionamientos y Servicios S.A., y proceda a la liquidación del contrato. Que se deje de cuentos y ejecute la sentencia.
La arrogancia de la alcaldesa Barcina, empeñada en una concesión por 75 años, se ha dado de bruces con el muro de la legalidad. Se lo habían dicho de buenas maneras políticas la concejala portavoz de Izquierda Unida, Idoya Saralegui, y el edil de Batasuna Joxe Abaurrea, pero, en última instancia, se lo tuvieron que decir en el juzgado. Al final, cuatro años de contumaz cabezonería de Yolanda Barcina.
La misma sala judicial anuló hace un año el pliego de condiciones de la adjudicación del aparcamiento. A mitad de camino entre aquella fecha y la actual, el Ayuntamiento acordó un apaño: reducir la concesión de 75 a 50 años, aplazar en medio siglo el acuerdo económico de indemnización a la empresa (algo así como ya hablaremos en el 2053) y recuperar entonces la gestión del aparcamiento. El tribunal le dice al Ayuntamiento no es nadie para optar entre la declaración de invalidez del contrato o la convalidación del acto anulado; o sea, el apaño intentado por el equipo de gobierno municipal.
El Ayuntamiento debe ahora ejecutar la sentencia, negociar con la empresa perjudicada y asumir la gestión del aparcamiento. La Alcaldesa no ha corrido a sacarse la foto, sonriente, agitando la sentencia contraria a las puertas del aparcamiento, junto a la estatua del rey Carlos III. El concejal-delegado de Urbanismo, Sánchez de Muniáin, cargas del cargo, insiste en el hipotético argumento de que, como ese parking es un buen negocio por su alto nivel de utilización, las arcas municipales no acusarán el pago de la indemnización. Aún va a resultar que la obstinación de la alcaldesa era una estrategia de negocio.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha ordenado al Ayuntamiento que ejecute la sentencia que anuló la concesión del aparcamiento a la empresa EYSA, Estacionamientos y Servicios S.A., y proceda a la liquidación del contrato. Que se deje de cuentos y ejecute la sentencia.
La arrogancia de la alcaldesa Barcina, empeñada en una concesión por 75 años, se ha dado de bruces con el muro de la legalidad. Se lo habían dicho de buenas maneras políticas la concejala portavoz de Izquierda Unida, Idoya Saralegui, y el edil de Batasuna Joxe Abaurrea, pero, en última instancia, se lo tuvieron que decir en el juzgado. Al final, cuatro años de contumaz cabezonería de Yolanda Barcina.
La misma sala judicial anuló hace un año el pliego de condiciones de la adjudicación del aparcamiento. A mitad de camino entre aquella fecha y la actual, el Ayuntamiento acordó un apaño: reducir la concesión de 75 a 50 años, aplazar en medio siglo el acuerdo económico de indemnización a la empresa (algo así como ya hablaremos en el 2053) y recuperar entonces la gestión del aparcamiento. El tribunal le dice al Ayuntamiento no es nadie para optar entre la declaración de invalidez del contrato o la convalidación del acto anulado; o sea, el apaño intentado por el equipo de gobierno municipal.
El Ayuntamiento debe ahora ejecutar la sentencia, negociar con la empresa perjudicada y asumir la gestión del aparcamiento. La Alcaldesa no ha corrido a sacarse la foto, sonriente, agitando la sentencia contraria a las puertas del aparcamiento, junto a la estatua del rey Carlos III. El concejal-delegado de Urbanismo, Sánchez de Muniáin, cargas del cargo, insiste en el hipotético argumento de que, como ese parking es un buen negocio por su alto nivel de utilización, las arcas municipales no acusarán el pago de la indemnización. Aún va a resultar que la obstinación de la alcaldesa era una estrategia de negocio.
El actual equipo de gobierno pretendió dejar el muerto a la corporación de medio siglo después, pero la sentencia le pone los pies en el presente. Barcina menospreció una petición popular notoria y notable contraria a la obra (que UPN ni siquiera llevaba en su programa electoral), menospreció la huella de la Historia dormida en la Plaza, pero no ha podido menospreciar la legalidad vigente ni bordearla con recurso a la astucia. Una cura de humildad para su soberbia.
Autor: Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).
posted by Apatico 2005 @ 3:54 p. m.
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