sábado, diciembre 24, 2005

Caramelos... feliz navidad

¿Alguna autopista os ha regalado caramelos en alguna ocasión? Es decir, pagáis vuestro peaje y un metro más allá de la cabina un amable joven contratado por la empresa, A68 pongamos por caso, con un pantalón rojo que pretende asemejarse a Papá Noel (Nótese las mayúsculas para referirme a él), te regala una bolsita con unos siete u ocho caramelos y te desea una feliz Navidad. ¡Cuánta amabilidad tran infrecuente por este tipo de lares! (Se refiere el autor a autopistas y peajes de las mismas). Bien, los casi cuatro euros que has invertido en pagar unos kilómetros de brea los pagas con más gusto, caramelos un poco caros pero sabrosos... de fresa, coca-cola (me informan, yo no lo caté), etc, etc.

Pero... ¿por qué tanta amabilidad? ¿Va a hacer alguien más uso de la A68, pongamos por caso, por recibir esa bolsita de caramelos y ser felicitado por las fiestas? (Un apunte, ¿qué pasa con los que no las celebramos? ¿No nos pueden felicitar la no celebración de estas fiestas?). Bien, imagino que quien usa la autopista lo seguirá haciendo, y quienes no no lo harán. ¿Por qué entonces? ¿Se había ablandado el rocoso corazón del empresario que gestiona la A68, pongamos por caso?

La respuestas... unos dos o tres kilómetros más adelante... Uhmm... luces de emergencia en el pelotón de motorizados que nos anteceden en la antesala de Bilbao, pongamos por caso. ¡Hombre! Un atasco... bueno, será lo típico de la entrada a Bilbao, pongamos por caso.

- ¿Me das un caramelo?
- ¿De qué quieres?
- Da igual, el que quieras...

Bien, pongamos que en la bolsita tenemos unos siete u ocho caramelos regalados por la A68, pongamos por caso. Pongamos que un caramelo se consume en ¿diez minutos? Pongamos que mi compañera de viaje no come más que uno. Pongamos que yo me como el resto. Pongamos que cuando he terminado la bolsa el atasco no ha finalizado... ¿eres de letras? No te preocupes... te ayudo. Seis caramelos, por diez minutos el caramelos, más un minuto en abrir uno y buscar dónde alojar el papelillo...

Así que, aprovecho para agradecer públicamente a Gema Granados Blanco la compañía durante el viaje más largo a Santander de tutta la mia vita... Pero me sigo preguntando, ¿por qué nos regalaron caramelos?