lunes, noviembre 28, 2005

Transición ("Meteoritos" 27/11/2005)

Transición es la acción y efecto de pasar gradualmente de un estado a otro. De la dictadura golpista de Franco a la Monarquía parlamentaria de los Borbones se dio un paso. No se han dado más. Aquel paso quedó legitimado en el referéndum constitucional de 1978. El paquete legal incluía la forma de Estado, herencia emanada de la voluntad del militar dictador. Sin duda alguna, el miedo alimentó la prudencia en la emisión del voto ciudadano. Aún lo evocamos ante la memoria gráfica del catafalco. Un libro del entonces comunista y ahora socialista Jordi Solé Tura, “Nacionalidades y nacionalismos en España. Autonomías, federalismo y autodeterminación”, publicado por Alianza Editorial, expresa el trecho existente entre la redacción del primer anteproyecto de Constitución y la redacción definitiva. Propuesta de la ponencia: “La Constitución se fundamenta en la unidad de España y la solidaridad entre sus pueblos y reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”. Apenas rompedora. Texto definitivo: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Las estructuras más reaccionarias del Estado apretaron las tuercas a los padres de la Constitución más aperturistas. Lo de “atado y bien atado” no se refería a los zapatos. Las botas castrenses de la amenaza estaban bien calzadas. Todavía quedan altas magistraturas uniformadas que lo recuerdan y alertan sobre su vigencia. En aquel paso de grado llevamos anclados un cuarto de siglo y esta semana se han cumplido treinta años del juramento del Rey. El argumento de un país más “juancarlista” que monárquico no hace sino confortar con el bálsamo del populismo una situación sobrevenida. Habla mal de la madurez socio-política de un país que necesite de la vela permanente de un ángel de la guarda. Además, los ángeles no tienen sexo. Éste tiene sexo, familia en crecimiento y palacios. Aquellos polvos han traído estos lodos de inmovilismo que atenazan cualquier intento de cumplir el carácter gradual de una transición. Algunos problemas sueltan la caspa de lo viejo y descuidado. La sociedad del bienestar y muchas acomodaciones oportunistas han debilitado el vigor de la sociedad de la ideología, tan pujante en la década de los setenta. Los sueños se pueden adormecer, pero no se pueden arrancar. El letargo es una patología reversible. Se intenta la construcción de Europa cuando España es todavía una obra política inconclusa. Zapatero pretende un pacto de civilizaciones cuando tiene sin cerrar un pacto de Comunidades. Estamos en transición. Siempre.

Autor:
Carlos Pérez Conde (Publicado en "Diario de Noticias" de Navarra el domingo 27 de Noviembre 2005).