viernes, febrero 03, 2006

Comentario: Club de las 7 (1/02/2006)

La Administración tiene bien ganada fama de lenta, de una lentitud con frecuencia exasperante. Los administradores se escudan en la complejidad del entramado burocrático de papeles, procedimientos y plazos legales, pero hay cosas, aun complejas, que sólo requieren de voluntad y dedicación. El Departamento de Educación ha tardado más de tres meses,- un tercio del curso escolar -, en resolver el caso de Berriozar.

Colegio Público "Mendialdea". Octubre 11, 3 de la tarde. Un profesor toma del brazo a una niña de 9 años que demora su ingreso en clase. El padre recibe un aviso de ese proceder y, acompañado por otras personas, acude al centro escolar, donde busca, encuentra y agrede al profesor. El profesor, portador de parte médico, presenta denuncia ante la Policía Foral. El profesor cogió la baja y pidió un traslado, un cambio de destino, por resultarle insoportable la coexistencia con la familia de la niña, cuya escolarización se mantiene en el mismo centro.

Este complejo asunto ha servido para que el colectivo docente denuncie su indefensión ante la creciente inseguridad en las aulas. Las agresiones físicas pueden ser esporádicas, pero la violencia verbal y el menosprecio están a la orden del día. La enseñanza ha sido siempre una tarea dura, pero los maestros han conocido tiempos de más respeto a su autoridad y a su labor. A veces porque su calidad profesional y humana les otorgaba autoridad moral y a veces por mera obediencia a la disciplina. Las relaciones han cambiado con los alumnos e. incluso, con las familias. El mundo de la enseñanza,- la pública asume en desproporción la carga de la inmigración -, ha ganado en complejidad, más en unos sitios que en otros. La asamblea de profesores de Secundaria ha demandado del departamento de Educación medidas para el restablecimiento de la autoridad en los centros y menos ambigüedad en sus actitudes.

Al final, la mediación del Secretariado Gitano ha coadyuvado al hallazgo de una solución, mientras el profesor agredido espera su deseado puesto en un nuevo colegio.

El consejero Campoy comenta que desde el departamento han estado en conversaciones con el claustro del centro durante mes y medio, lo que revela algún interés pero prueba ineficacia. Y no es de recibo que no se persone como acusación en la demanda penal interpuesta por el profesor contra el padre con el argumento de que se trata de una cuestión personal. La agresión fue a un funcionario público en horario lectivo y en el centro de trabajo. Así no es de extrañar que el consejero de Educación sea el menos valorado del Gobierno en una encuesta publicada meses atrás. Con ésta y otras cosas y dichos se lo ha ganado a pulso.

Autor: Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).