jueves, diciembre 22, 2005

Comentario: Club de las 7 (22/12/2005)

La organización armada ETA sembró anoche la conmoción y el terror en la localidad norteña navarra de Doneztebe-Santesteban. La destrucción de una conocida discoteca salpicó a instalaciones públicas y privadas próximas. La intensidad de su violencia no fue baja en este caso. ETA quiso hacer daño y escarmentar, no ya sólo molestar y llamar la atención.

Como efectos colaterales inmediatos, la desolación de una sociedad ansiosa de paz, la contrariedad de políticos nacionalistas y el afianzamiento justificado de los políticos menos dados a concesiones en un hipotético proceso de paz. Vuelve a demostrarse que las bombas suenan más fuertes que las palabras.

Malas vísperas de 2006, presunto año de la paz.

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Noche de paz, noche de bien, noche de amor. Lo supone un villancico clásico y universal. Aquí, en Pamplona, ni en Nochebuena perdemos la capacidad para el conflicto.

En los límites con el tenebroso pasado dictatorial, Olentzero se fue atreviendo a bajar del monte,- al que muchos navarros afines al regionalismo y aun al socialismo políticos lo devolverían encantados -, y fue multiplicando su presencia en el centro y por diversos barrios.

La fecha y el desfile se revelaron circunstancia oportuna para la exhibición de pancartas con reivindicaciones imposibles dentro del orden establecido: de apoyo a ETA, de petición de amnistía.... Así que o las comitivas las incorporaban o algunos grupos precedían o invadían el cortejo durante todo o parte del recorrido. No era fácil imputárselo a los organizadores,- entre los que habría voluntades cómplices, pensamientos discrepantes y conciencias timoratas-, ni era fácil echar mano al grupo en ese ambiente de folklore y pesebre. La Policía llegó a cargar contra unos y lo pagaron todos. Tampoco era una gran idea.

Al final, el Ayuntamiento de Pamplona como institución, el equipo de gobierno UPN-CDN como aparato decisorio, Eradio Ezpeleta como concejal responsable, encontraron una fórmula disuasoria o penalizadora, según comportamientos. El Ayuntamiento exige una fianza a los organizadores de olentzeros. Este año está cifrada en 1.000 euros o el correspondiente aval. En caso de transgresión, el Ayuntamiento se queda con la pasta.

Los organizadores lo toman como una agresión a la cultura vasca. Los responsables políticos del Ayuntamiento, como una cautela ante el riesgo de que la cultura dé cobertura a pancartas delictivas.

Algunos barrios han pasado por taquilla y otros no tienen intención de hacerlo. Saldrán a ver qué pasa.

En fin, hace bien Olentzero en bajar con carbón. Calentarnos es lo que más fácil hacemos en esta tierra…

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La Administración, a remolque de las necesidades ciudadanas.

El Ayuntamiento se ha decidido, por fin, a facilitar el paso de peatones de un lado a otro de la cada vez más profunda trinchera del primer tramo de la Avda. de Carlos III, donde se realizan las obras de un aparcamiento subterráneo. Durante meses, los peatones han venido discurriendo por estrechos callejones entre los límites de la obra y las fachadas de los edificios, a veces por debajo de andamiajes y con un sucio barrillo a los pies. La noche invitaba a evitar el largo encajonamiento.

El Ayuntamiento ha resuelto colocar una pasarela peatonal a la altura de la calle Leyre. La Administración es lenta hasta para percatarse de lo evidente.

Otro tanto pasa con la mortandad de jabalíes en el canal de Navarra. Nadie reparó en el impacto de la obra sobre la fauna silvestre y ahora corre prisa adoptar soluciones.

Si la Administración fuera una compañía de seguros, nunca podría llamarse "La Previsora".

Autor:
Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).