lunes, noviembre 21, 2005

Iglesia ("Meteoritos" 20/11/2005)

El Arzobispo Sebastián renunció a pasearse en manifestación callejera, dejó pasar las reacciones del día después y esperó al lunes para echar al correo su “carta desde la fe”. Intelectual y teólogo, las escaramuzas políticas no le parecen remedio. Un diagnóstico lúcido: “la deserción de los cristianos y el aumento de la increencia es asunto de los corazones y no de la política”. A su juicio, el mal es más profundo que la atribución del decaimiento de la fe y de la marginación social de la fe cristiana a una determinada política. En efecto, los obispos se quejan de vicio de iniciativas como los matrimonios homosexuales o la reforma educativa. La creciente sociedad laica española es menos invasora de lo público que la clericalista Iglesia católica de la dictadura franquista y vaticanista. Aquellos excesos provocan estas resacas, aquellos abusos avalan estos usos democráticos reguladores de una normalidad vulnerada. Palio para Franco, que amparó el monopolio y la expansión del catolicismo, y palo para la horma de este Zapatero, que tampoco aprieta. La Iglesia se duele en la cartera; de los talentos (moneda romana) que le pueden costar el talante. La Iglesia de los pobres se ha entendido muy bien siempre con los ricos. El colchón de los privilegios es bien confortable. ¿Cuántas separadas casan los cardenales? ¿Acaso bautizan a sus hijos? La Iglesia católica se cree la raza aria de la espiritualidad mundial: la mejor, la más pura. Su verdad es la Verdad. La Iglesia católica, más condescendiente con benefactores advenedizos que con disidentes internos, tendría que poner al día su censo; actualizarlo como hace la Administración civil. La renovación periódica y adulta del bautismo, impuesto y confirmado antaño sin que la persona tuviera todavía uso de razón, sería una gestión interesante, reveladora de la evolución individual y colectiva del rebaño. La Iglesia debería impedir que sus Sacramentos fueran tomados por costumbre o conveniencia social, por buen nombre familiar o gusto al boato. Le preocupa también su influencia. Como los púlpitos clásicos aleccionan a los ya aleccionados, fieles de cuerpo presente y pensamiento ausente, la Iglesia quiere predicar su doctrina desde los medios de comunicación, los púlpitos de la sociedad de la información. Los quiere propios, con nombres tan excluyentes y patrimonialistas como “La Verdad”, ésa que os hará libres, aunque en verdad la libertad vive mejor en pluralidad. Para fomentar la presencia de la Iglesia en televisión, ha quedado constituida la Fundación “Juan Pablo II”, cuyas patéticas últimas imágenes en vida fueron exhibidas de forma impúdica. Uno de sus patronos es el presidente de los empresarios navarros. Eso sí, a título individual. Empresarios que no dais, ¿qué esperáis?

Autor:
Carlos Pérez Conde (Publicado en "Diario de Noticias" de Navarra el domingo 20 de Noviembre de 2005).

1 Comments:

At lunes, noviembre 21, 2005 4:04:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Que la Iglesia se mueve por dinero me parece que no es nuevo (al menos desde las altas y medias esferas). Ya lo sabemos. Pero que critiquemos contínuamente cada movimiento de la Iglesia me parece tan negativo como cada crítica por parte de la Iglesia de cualquier fenómeno de ámbito político. La religión para el espíritu y la Iglesia para los católicos. Pero eso sí, si criticamos que sepamos de qué hablamos. La Iglesia ha hecho mucho daño pero también hace mucho bien. Y no voy a usar la más que manida demagogia de los misioneros que ayudan a los negritos del África o a los niños mineros de Potosí. En cada ciudad hay casos altruistas y anónimos de personas cristianas y católicas que hacen una gran labor social. Y gran cantidad de personas que esa imagen "patética" de Juan Pablo II agonizante en sus últimos años les ha ayudado de manera extraordinaria y milagrosa. No seré yo quien defienda al difunto Papa pero me cansa sólo hablar de religión cuando es algo negativo. Como me cansa el tener que ver, oir y vivir ETA cuando en la realidad no pasa nada. Me cansa hasta la saciedad ver cómo los homosexuales están toooooodos lo días en la tele diciendo "estamos discriminados","queremos liberarnos", "tenemos derechos", "por fin tenemos derechos", "qué felices somos", "ya no tenemos nada que decir pero aquí estamos" y no saber nada de mi futurible piso en propiedad, mi futurible digno contrato laboral, mi futurible familia... Me cansa!!! Creo en la igualdad de sexos, creo que debería haber libertad sexual real, creo que la Iglesia se debería ocupar de los católicos y de su vida espiritual, creo que los homosexuales pueden ser padres perfectos o por lo menos cometer los mismos fallos que los heterosexuales y creo que si nos quejamos de que la Iglesia habla de más cuando se mete en la vida política no deberíamos quejarnos tanto de la Iglesia si no somos católicos. A mí no me afecta lo más mínimo que la Iglesia condene las uniones entre homosexuales, que prohiba el uso de preservativos ni otras tantas cosas y aún así soy católica porque no son dogmas de fe. Me gustaría conocer el porcentaje de católicos practicantes (que son los verdaderos afectados) que escriben en contra de la Iglesia. Y para colmo el temita de los medios. Que la Iglesia utilice los medios y se critique eso me parece ya el colmo. ¿Nadie se acuerda que el Budismo tuvo su apogeo en los 90 gracias a líderes espirituales de la talla de Richard Gere y Nacho Cano (que es más de estar por casa)? ¿Acaso no utiliza el Judaismo el cine para recordar el duro camino del Pueblo Elegido de Dios? ¿A nadie le preocupa que el Islamismo más radical aparezca en la tele en forma de apoyo a la violencia más enfermiza?
A ver que igual es que yo sólo leo la Superpop y recibo la información sesgada...

 

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