sábado, septiembre 03, 2005

Carta abierta de Michael Moore

Esta es la traducción que me ha llegado de la carta abierta de Michael Moore a George W. Bush titulada "Se acabaron las vacaciones":

Estimado Señor Bush:

¿Tiene alguna idea de dónde están sus helicópteros? Hoy se cumplen cinco días del paso del huracán Katrina y todavía hay miles (de personas) en Nueva Orleans que necesitan ser rescatadas. ¿Dónde demonios pueden estar nuestros helicópteros militares? ¿Necesita ayuda para encontrarlos? Recuerdo una vez que se me perdió mi auto en el estacionamiento de una tienda Sears. ¡Qué rollo!

Por cierto, ¿tiene idea de dónde están los soldados de nuestra Guardia Nacional? En realidad podríamos usarlos ahora para que cumplan con una de las tareas con las que se comprometieron cuando prestaron juramento, como dar una mano en caso de desastres nacionales. ¿Cómo es que no se les vio allí desde el primer momento?

El jueves pasado me hallaba de visita en el sur de Florida y salí de donde me encontraba durante el paso del ojo del huracán Katrina, que entonces era de categoría uno solamente, pero bien violento. Once personas murieron allí y hasta el día de hoy todavía hay hogares sin electricidad en esa zona. Aquella misma noche, los meteorólogos anunciaron que la tormenta se dirigía hacia Nueva Orleans. ¡Eso ocurrió el jueves! ¿Nadie se lo dijo? Comprendo que no deseara interrumpir sus vacaciones y también sé que detesta las malas noticias. Además, tenía que prestar atención a invitados que le ayudarían a recaudar fondos e ignorar a unas cuantas madres de soldados muertos. Lo hizo bien, de veras.

En especial me gustó que al día siguiente del huracán en vez de volar a Louisiana, voló a San Diego para celebrar una fiesta con unos socios. No permita que lo critiquen por esto. Después de todo, ya el huracán había pasado ¿y qué podría hacer usted? ¿Tapar un dique con un dedo?

Ah, y no preste oídos a quienes en días venideros revelarán cómo recortó específicamente este verano, y por tercer año consecutivo, el presupuesto del Cuerpo de Ingenieros del Ejército en Nueva Orleans. Dígales que incluso si no hubiera disminuido la cantidad de dinero, de todas formas no habrían contado con ingenieros militares para realizar reparaciones en las represas, porque usted tenía una tarea más importante para ellos: la construcción de la democracia en Irak.

Al tercer día (después de Katrina), cuando finalmente abandonó sus vacaciones, tengo que decirle que me emocioné cuando supe que instruyó al piloto del avión presidencial que descendiera un poco mientras volaba por encima de Nueva Orleans para poder llevarse una idea del desastre. No se preocupe, comprendo que no podía detenerse allí para agarrar al toro por los cuernos, pararse encima de una pila de escombros y actuar como un comandante en jefe. Eso lo entiendo.

Habrá quienes tratarán de politizar esta tragedia y usarla en contra suya. Haga que su gente no se olvide de esto y no responda a nadie. Incluso ni a esos molestos científicos que pronosticaron que esto ocurriría porque la temperatura de las aguas del Golfo de México aumenta cada vez más, lo que hace que tormentas como esta sean inevitables. Ignórelos, junto con toda esa porquería del calentamiento mundial. No hay nada inusual en un huracán que tuvo un diámetro equivalente a la distancia entre Nueva York y Cleveland.

No, señor Bush, siga en sus asuntos. No es culpa suya que el 30 por ciento de Nueva Orleans viva en la pobreza o que decenas de miles (de habitantes) no dispusieran de medios de transporte para escapar de la ciudad. ¡Qué caray, son negros! Vaya, no es lo mismo que si esto hubiera ocurrido en Kennebunport. ¿Se imagina lo que sería dejar a personas blancas en los techos de sus casas durante cinco días? ¡Por Dios! ¡La cuestión racial no tiene NADA que ver con todo esto!

Siga en lo suyo, señor Bush. Sólo trate de hallar unos cuantos helicópteros militares y envíelos para acá. Hágase la idea de que los habitantes de Nueva Orleans y de la costa del Golfo están cerca de Tikrit (pueblo de Irak).

Sinceramente,

Michael Moore