miércoles, agosto 31, 2005

Los escupitajos de Bregovic

De una entrevista publicada hoy en la contraportada de "EL PAIS" con Goran Bregovic extraigo el siguiente fragmento:

Pregunta: Después de haber conocido el glamour de las estrellas del rock, ¿cómo se dejó seducir por el barullo de los gitanos con sus trompetas?
Bregovic:
Porque es una música que jamás desaparecerá: no puede tocarse en restaurantes.
Pregunta: ¿Cómo dice?
Bregovic: La música que se hace para entretener a la gente que está en los restaurantes o los locales de fiesta acaba por morir. Se lo digo yo, que he tocado en locales de strip-tease. La gente no le presta ninguna atención. Pero este tipo de música es imposible que se haga allí porque al usar instrumentos de viento tienen que escupir cada 15 minutos, como mínimo, y no les dejan entrar a ningún sitio de ésos porque nadie quiere comer al lado de un tío que no hace más que echar escupitajos al suelo. Tienen suerte, aunque no lo crean. Tienen mucha suerte.

Bien, aprovecho estas desafortunadas declaraciones de Bregovic para desmentir un mito. Como músico de viento, trompetista para más señas, que es servidor puedo afirmar y afirmo que lo que Bregovic denomina "escupitajos" no es si no el resultado del vapor acumulado en el interior del instrumento que sale al exterior en forma de agua. No obstante, por ser justos, no está de más evitar minutos antes de tocar comerse un bocata de chorizo, a no ser que uno lleve encima un cepillo de dientes y se sea aplicado en la higiene bucal.

Tampoco es cierto que a los músicos de viento no nos dejen entrar en ningún "sitio de esos". Si miro mi propia trayectoria quizá no encuentre un local de strip-tease en mi currículo pero sí he tenido el placer de "escupir" en todo tipo de sitios infectos, incluído un local que fuera prostíbulo, en escenarios con goteras, ante borrachos de madrugada, iglesias...

Eso sí, como algún trompetista tarde quince minutos en "escupir"... puede acabar ahogado en su propio... vapor.