viernes, noviembre 25, 2005

Comentario: Club de las 7 (24/11/2005)

Flores marchitas. “Fiesta entre las flores” era el título del proyecto ganador del concurso internacional para la redacción del Museo de los Sanfermines, convocado por el Ayuntamiento de Pamplona y fallado a mediados de diciembre de 2001. Pocas semanas después, la sonriente alcaldesa Barcina firmó el contrato con los satisfechos arquitectos Luis Mansilla y Emilio Tuñón y les entregó casi 300 tarjetas con sugerencias ciudadanas. Concurrieron 22 equipos de arquitectos. El ganador y los otros dos finalistas se llevaron cinco millones de las antiguas pesetas cada uno de ellos. El equipo ganador percibiría, además, el 7% del presupuesto de ejecución de la obra, cifrado en unos 2.200 millones de pesetas; o sea, unos 154 millones. Había prisa: en seis meses, el proyecto estaría listo. El jurado, del que formaba parte un representante de la Institución “Príncipe de Viana”, departamento custodio de nuestro Patrimonio, aprobó un proyecto al que luego se opondría por su afección a la muralla: el puente cubierto de flores, una pasarela transitable y habitable, unía la Rochapea con el baluarte de Parma. Sorpresa mayúscula, aunque el entonces director general de Cultura, el ahora consejero Corpas, matizó que siempre dijeron que había que reformar el proyecto. La alcaldesa encomendó otro al equipo ganador del concurso. Para estas fechas, finales de 2005, el Museo iba a estar terminado según la “seguridad casi total” anunciada por el Ayuntamiento. Por el contrario, los presupuestos municipales para 2006 omiten este proyecto emblemático y el aplazamiento es sin fecha. El Museo de los Sanfermines es uno de los proyectos demagógicos articulados por la megalomanía política de Barcina. Pilló al vuelo un par de iniciativas ciudadanas, enfrentadas entre ellas, y las hizo suyas. Ante algunas disidencias cualificadas y algunos cachondeos de taberna, la alcaldesa tuvo la habilidad de cambiar el ostentoso nombre de Museo y lo vendió como Centro Temático de los Sanfermines, antesala museística interactiva de un recorrido del encierro promocionado como ruta turística. La impopularidad de la idea ha aconsejado la devolución del toro al corral, al menos aparcarlo en chiqueros, y la presidenta Barcina ha sacado el pañuelo verde. Quizá hasta cuando el tranvía llamado deseo en el programa electoral de CDN ayude a salvar la cuesta de Curtidores.

Autor:
Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).