Homenaje al Spam

Acabo de recibir un nuevo mail. Él (alguien) titula: “I´m a new man”. Es decir, “soy un hombre nuevo”. No le he hecho mucho caso y lo he borrado. Nadie que me conozca me lo contaría en inglés. Y menos para decirme que su vida ha cambiado. Estoy seguro de que su vida habrá cambiado por la viagra. Tal vez por un alargamiento de pene. ¿O será que el banco le da una rentabilidad imposible? Claro que también puede ser porque ese medicamento que nunca encontrarías en la farmacia le ha hecho ver el mundo de otra manera. Incluso es posible que me fuera a contar que esas vacaciones en los Alpes son de verdad, existen y son tan baratas como llamar a un novecientosalgo. ¿Y si hubiera escrito para contarme que me había tocado la lotería en la que nunca participé? Quizá entonces habré cometido el error de mi vida. Habré perdido una fortuna, un viaje, mi salud se resentirá, mi vida sexual no pasará del minuto dos y la longitud... la longitud de los dos minutos de risa. Quizá haya sido un desconsiderado. Quizá lo que me quería contar no me iba a llevar más de un minuto de toda una tarde. ¡Un sólo minuto para alguien al que le había cambiado la vida! Pero aún puede ser peor. Mucho peor. ¿Y si hubiera sido yo quien había escrito ese mail? Imagínate que algo había cambiado en mi vida y había decidido contárselo a todo el mundo. Imagínate que decidí hacerlo en inglés para que la mayor parte del mundo lo entendiera. Imagínate que me había equivocado de dirección y el servidor me lo había devuelto. ¿Cómo he podido siquiera haberle echado un vistazo para saber si era yo su autor? ¿Qué pasará ahora si no me acuerdo de qué es lo que contaba en él? Quizá entonces sí que habré perdido el viaje, la fortuna, la salud, el sexo y el pene que siempre quise tener. Quizá me resulte imposible recordar qué es lo que me había llevado a escribir ese mensaje. Entonces ese nuevo hombre que había llegado a ser se convertiría en ese viejo hombre que nunca quisiste ser. Un minuto habría merecido toda una vida.