miércoles, septiembre 21, 2005

Comentario: Club de las 7 (20/09/2005)

El coordinador de la Oficina Parlamentaria del Partido Socialista de Navarra-PSOE, José Luis IZCO, ha blandeado de manos cuando UPN ha anunciado la interposición de una querella criminal por las declaraciones en las que afirmó que “tramas de afiliados de UPN están saqueando la despensa de Navarra”. El presidente de UPN, Miguel SANZ, le replicó que el PSN tiene mucho que callar y muy poco que decir en materia de corrupción y saqueo de las arcas públicas.

Conocida la decisión de los regionalistas, Izco precisó que en ningún momento se había referido al conjunto de los afiliados de UPN, aunque se mostró sorprendido por la reacción de carácter judicial ante una declaración política realizada en un contexto político.

El caso es que así no podemos andar. Los políticos se siguen desprestigiando por sí mismos. La mayoría ciudadana se mantiene al margen de esas trifulcas tabernarias que nada aportan a la buena gestión de la cosa pública y deja hacer con indiferencia y, a veces, con desprecio, hasta que le tocan intereses particulares. La gente está más comprometida con el consumo que con los grandes temas sociales, convencida de que los políticos, unos y otros, van a lo suyo, a tocar poder para manejar sus resortes en beneficio propio y de sus allegados. Esa convicción moral tiene fundamento.

Hay una evidencia que dice muy poco a favor tanto del PSN como de UPN. Y es que los grandes casos, los grandes escándalos en los que Navarra se ha visto afectada han sido revelados por los medios de comunicación o por la Cámara de Comptos, nunca descubiertos por controles internos o de la oposición. Aquí no ha habido control al Gobierno, sino descontrol mientras ha valido. Además, aun descubiertos los casos, los partidos afectados han defendido cuanto han podido a gentes que no tenían defensa alguna. Aun podemos recordar a Galipienzo defendiéndose con mentiras en la propia sede de UPN, a Otano calificando el caso Urralburu como un error sobrevenido, o al propio Otano pillado con vergüenza en su propia torpeza. O se bendicen anomalías legales en aras de la eficiencia (IU en Orkoien) o se apela a la ignorancia (CDN en Aras). Conste que la responsabilidad política de los partidos no termina con la expulsión del imputado ni con su baja voluntaria. Lavarse las manos no lava la imagen.

Está en toma de consideración la posible profesionalización de los parlamentarios forales: sueldo en lugar de dietas. Con independencia de que muchos son los que votan y pocos los que trabajan,- bastaría, pues, con un mínimo grupo presencial y voto ponderado en razón de la representación política -, los candidatos deberían ser sometidos a un test de idoneidad, lo que debiera hacerse también con los cargos de libre designación. Al menos para detectar presuntos arrivistas, bocazas y mangantes.

La selección de personal para la empresa pública que planifica y gobierna el destino de la colectividad navarra no puede ser menos exigente que cualquier empresa privada.


Autor: Carlos Pérez Conde ("Comentario" del "Club de las 7" de la Cadena SER en Navarra).